"EL PODER LEGÍTIMO -EL QUE AUTORIZA HUMANAMENTE- ES FRENTE AL PROCEDER VIOLENTO, EL COMUNICATIVO"
ADELA CORTINA EN El sexo de la violencia









jueves, 24 de marzo de 2011

Mujeres Divinas

Pues el día de hoy quiero compartir una crónica que hice de cantinas, en donde el tema principal son las mujeres y la violencia simbólica en lo cotidiano. Así mismo quiero recordar que el hecho de que no haya golpes o insultos no significa que no exista violencia.

Mujeres divinas
Las fotografías de las paredes eran similares: Zapata, Pedro Armendáriz, Bellas Artes, Zócalo, Cantinflas, Ché Guevara, Palacio Nacional, Tin Tán… Bares y cantinas comparten la venta de un producto principal: las bebidas alcohólicas, pero no son lo mismo.
  Las televisiones en las esquinas del establecimiento chillaban repetitivas y nerviosas: “En otras noticias: en Japón, después del terremoto y los tsunamis de hasta diez metros de altura, la nieve entorpece labores de recuperación…”
Entrando a El Negresco,  salta a la vista, entrando del lado derecho su nutrido surtido en alcoholes que se exhiben detrás de la barra atendida por dos hombres cincuentones de bigote y uniforme.
Las tardes de cantina en La castellana pasan ligeras y musicales. La rocola toca alguna canción para invitar a los clientes a pedir las suyas propias pero es interrumpida por un trovador que guitarra en mano entona: “…Fuiste tú todo mi ser, mi amor todo lo entregué y el amor que te profeso es el más puro mujer, si los lazos que nos unen, se llegaran a romper, que se acabe ahorita mismo la existencia de mi ser…”
Caldo de camarón, sopes, carne enchilada, pollo en adobo entre otros platillos ofrecía el menú de El Negresco, donde si no se apetece alguno de los siete que se preparan diariamente, se puede optar por la taquería incrustada en la pared externa del lugar. Ahí, otro bigotón de gorra despacha con rapidez las órdenes de apurados trabajadores de la zona.
Dentro la vida pasa lenta detrás del contoneo de las mini faldas de olanes de las seis meseras, de las que a momentos, asomaba levemente media cuarta más arriba del muslo, evento que los caballeros, pues no hay damas que frecuenten el bar, disfrutaban con disimulo.
            “…María, haz perdido media vida entre la sobre dosis y el alcohol… ya estás en cinta y ni siquiera sabes de quién es…” cantaba en La Castellana otro artista del centro, mientras un anciano ofrecía discos de tríos a cada una de las seis mesas ocupadas ese  lunes por ahí de las tres y media de la tarde.
Un señor, pidió al dúo que acababa de llegar, interpretara “Mi linda esposa”, para la dama que lo acompañaba, con la cual celebraba un aniversario de bodas. Y de entre los murmullos de las mesas hubo una petición para echarse “Mujeres divinas”.
 A diferencia del Negresco, en la cantina La Castellana hay meseros, no meseras. Diferencia fundamental entre bar y cantina. Estos hombres, también uniformados de negro con blanco, sirven atentamente los tragos que prepara detrás de la barra un melancólico y apuesto joven.
A un lado de la barra está la cocina, donde una señora de babero y red en la cabeza hace adobes por preparar toda la botana que anuncia el menú del día: Cerdo en salsa verde, tostadas de tinga, Sopa alemana, salchichas con puré, albóndigas al chipotle y spaguetti rojo… Pero el miércoles, habrá “sabrosos chamorros”, que con bombo y platillo son proclamados junto a la imagen de una pierna de mujer con tacón del nueve.
En el Negresco, los hombres de la barra ignoran las noticias que dicen que: “En California, Mel Gibson es acusado y liberado por golpear a su ex novia Oksana Grigorieva.”
Las meseras se pasean con desgano entre los comensales interesados por sus faldas. En ocasiones cruzan palabra con un hombre mayor de ojos verdes que parece ser el dueño del lugar. Mientras, la más joven de ellas se sienta en las piernas de un señor de traje que ríe con poca aprobación de parte de los presentes.
            Acuérdate de Acapulco, de aquella noche, María bonita, María del alma; acuérdate que en la playa, con tus manitas las estrellitas las enjuagabas…”  
Con varonil voz, un calvo señor de traje, que llevaba sus buenas horas de seriedad en la mesa junto a la barra, se animó a pedirle al dúo interpretara la canción de Agustín Lara acompañado por unos: “¡Ay, ay, ay!” de un muchacho moreno de camiseta amarilla en una mesa lejana. Otra pareja joven en la mesa de enfrente, que preguntaba acerca de la gratuidad de las botanas,  sonreía al improvisado cantante con admiración.La apapachada mesera del Negresco, bajó de las piernas de aquel hombre que la abrazaba, lo miró de reojo, se acomodó la falda y se marchó a la cocina mirando al cielo.
            “…Naila: di porqué me abandonas, ¡tonta! si bien sabes que te quiero… vuelve a mi ya no busques otro sendero, te perdono porque sin tu amor, se me parte el corazón…”
Y un cartel en las ventanas del bar rezaba: “Se solicita mesera con buena presentación”.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Medios de comunicación y violencia: el caso de la prensa española

Medios de comunicación y violencia: el caso de la prensa española
Por Mariana Montiel
La Doctora Joana Gallego, profesora titular de periodismo en la Universidad de Barcelona, realizó una investigación titulada La prensa por dentro: acceso y participación de las mujeres en las organizaciones periodísticas españolas El País, La Vanguardia, El Periódico de Catalunya, Avui Y Agencia Efe
La Doctora explica sus experiencias al conocer la estructura interna de estos medios, en específico de La Vanguardia, que fue el diario que pudo conocer dada su repartición de trabajo de campo con su equipo.
Hicieron un análisis de contenido en el discurso de éstos medios, Gallego hace énfasis en la publicación El País, de donde dedujeron que las mujeres estamos infra representadas, o sea de una manera mínima. Incluso dentro del consejo de redacción (en el periódico La Vanguardia) se encuentra sólo un 10% de mujeres trabajando, sólo para cubrir “la cuota de género”. No es posible que a día de hoy todavía no se confíe los suficiente en la capacidad femenina.
Por otra parte, las mujeres que ahí laboran tampoco tienen una actitud progresista al respecto, las periodistas de estos medios dicen “dejar su sexo a un lado” a la hora de laborar. Hombres y mujeres debemos tener una conciencia de sí mismos, representarla y ser congruentes con ello en todo momento, por su parte las periodistas no se asumen como mujeres periodistas, sólo quieren ser “uno más”.
Otro de los factores que encontraron dentro de los medios es el coincidente temor de los reporteros al fracaso y al ridículo o al perder la seriedad, por ello muchas notas siguen el patrón común de nota, en el cual, por acuerdo social indirecto las mujeres tienen escaza o inferior representación,
El ejemplo más claro de que pone Joana Gallego fue el de la “la mujer no hace, es”. Esto significa que las mujeres en los medios escritos no están relacionadas con algún verbo de acción (hacer, criticar, negociar, asumir, concretar, investigar…) sino con calificadas con verbos ligados al ser o al sentimiento (“…es la reina de la noche” , “…es la sirena de Europa”, “…se siente como un ángel”…).
Lo que llega a ser peor, es que además de son prejuiciadas por su vestimenta, la discriminación de género llega al medio gráfico en donde sus imágenes son pocas y las que hay se enfocan a destacar su imagen en el rubro de la estética, únicamente.
Las mujeres figuran más en las secciones de cultura y sociedad, más que en económicas o en notas políticas. Cuando una mujer destaca en ello se le da el título de pionera, siendo que hay mujeres que constantemente tienen éstas prácticas. “¿Cuándo acabaremos de ser las primeras?”, subraya Joana Gallego.
Esto puede tener una explicación  en el texto de Bordieu acerca de la violencia simbólica. El no nombrar a alguien es violencia. El mundo que ha sido construido culturalmente, por medio de la unidad básica de comunicación: el lenguaje, también nombrado en masculino, del mismo modo ha construido el mundo en masculino. La sociedad hasta ahora ha decidido no nombrar a la mujer.
El seguir diciendo que las mujeres son “primera, segunda, tercera, cuarta…” no cambia la concepción de ver el mundo. El cambio viene desde el principio, desde la forma en cómo nos expresamos de la realidad. Cambiar desde nuestro lenguaje cambia los estereotipos, empezando por los que nos excluyen de nuestro planeta. Intentémoslo en familia o con las personas que nos rodean.

sábado, 5 de marzo de 2011

VIOLENCIA Y AGRESIVIDAD EN LA FAMILIA

Violencia y agresividad en la familia
Por: Mariana Montiel
Retomando los significados que proponen los psicólogos argentinos Jorge Corsi y Graciela Peyrú, en el libro violencias sociales[1], el significado de la palabra violencia está unido con la raíz etimológica: violar. Violencia, para la Real Academia de la Lengua Española[2] es:
1.    Cualidad de violento; acción y efecto de violentar y violentarse
2.    Acción violenta o contra el natural modo de proceder.
3.    Acción de violar a una mujer.

Mientras que en el diccionario Webster´s del Nuevo Mundo (1988), abarca consecuencias de la violencia sufrida por otros de la siguiente forma:
1.    Fuerza física utilizada para lastimar, dañar, o destruir; acción extremadamente ruda;
2.    Fuerza o energía poderosa intensa, generalmente devastadora o explosiva;
3.    El uso injusto de la fuerza o poder, como en la violación de los derechos humanos, etc., el daño hecho por dicho uso,
4.    Gran fuerza de sentimientos, conductas o expresiones; vehemencia, furia.

Los autores encuentran en éstas definiciones cinco problemas principales  a resolver que son.
·        La confusión entre agresividad y violencia
·        La cuestión de los “ritmos naturales” de la violencia
·        El problema de la intencionalidad
·        El tema de la puntuación
·        La cuestión del poder

Corsi y Peyrú hacen la diferencia entre violencia y agresividad, que se usan como sinónimos en la cotidianeidad. Ésta última es referida a una capacidad que permite a los seres humanos superar dificultades.
La violencia en cambio está ligada a los roles culturales, a  como transforman los humanos los potenciales agresivos que tienen naturalmente. Donde entran en juego la intencionalidad de obtener control y dominación sobre las personas. Dando lugar al daño físico o perjuicio psicológico, o de cualquier otra índole.
Por lo que se deduce que si bien la agresividad es inevitable, no sucede lo mismo con la violencia, pues es una modalidad cultural que se da en las sociedades cuya característica principal es la desigualdad en general.
La violencia es intencional, y está directamente vinculada con el ejercicio del poder. El objetivo de retener por medios violentos el poder es evidente en aquellos tiranos que torturan a sus opositores, es equiparable al marido que ante la “desobediencia” de su mujer la golpea.
Las acciones violentas son justificadas bajo pretexto de “educar”, “corregir”, “hacer entrar en razón”, “proteger”, “poner límites”… sin embargo, como mencionan Corsi y Peyrú, serán un “salvoconducto” para  que el hecho violento sea considerado natural: un modo de actual legítimo, de acuerdo con las pautas culturales vigentes.[3]
De la misma forma que analiza Pierre Bordieu la doxa de dominación masculina en su texto La dominación masculina. Pues cuando algo se tiene que legitimar es porque realmente no lo es.
En Violencias Sociales, los autores hacen la analogía del ejercicio del poder en el ámbito político como en el familiar:
Lo que se observa en los discursos de los dictadores  es muy similar a lo que ocurre con los hombres que ejercen violencia doméstica: cuando se confronta con su conducta, todos ellos elevan inmediatamente el nivel de abstracción de abstracción del discurso y pasan a hablar de paz y libertad o de familia, el amor y la unidad. Se niegan sistemáticamente a hablar acerca de sus prácticas y optan por decir generalidades, y recurrir a sus conceptos generales, con los que todo el mundo está supuestamente de acuerdo y no cuestiona.
Esto se vuelve relevante porque nos explica un como la violencia es justificada, sobre todo con sectores considerados “débiles”: mujeres e hijos. Entonces, una hija o una mujer joven, queda en la orfandad de decisión, pues según los otros, debe ser protegida. ¡Qué manera tan sutil de control!


[1] Corsi, Jorge y Peyrú, Graciela. Violencias Sociales. Ed. Ariel, Barcelona, 2003.
[2] Diccionario de la lengua española. Real Academia Española. 21 Edición. 1992. Madrid, España.
[3] Corsi, Jorge y Peyrú, Graciela. Violencias Sociales. Ed. Ariel, Barcelona, 2003. Pp.23

domingo, 20 de febrero de 2011

¿DERECHOS DE LA MUJER?

¿Derechos de la mujer?
Por: Mariana Montiel
El día de ayer, llegó por casualidad a ms manos un folleto de la “Sociedad E.V.C”[1], de los que venden en las iglesias. El título me llamó la atención: “Liberación femenina”. No podía dejar pasar la oportunidad de leer su opinión acerca de dicho fenómeno, así que me propuse a darle una hojeada.
Mi sorpresa fue, no tan grande, al percatarme de que la mayoría de los párrafos están plagados de pseudo-crítica. ¿A qué me refiero con esto?...A que manipulan la realidad de tal forma que hacen parecer a las mujeres que viven su sexualidad como una inmorales; sobre todo son letras llenas de machismo disfrazado.
No es posible que éste folleto editado apenas en 2007, tenga un pensamiento tan retrograda. Sólo por citar una parte del texto, y dar con ello muestra de mi indignación, reproduzco a continuación el siguiente párrafo:
Ha pasado mucha agua bajo el puente desde los tiempos de las sufragistas; de la batalla por el voto, la conquista se extendió a otras muy diversas zonas de derechos; la mujer ha conquistado el derecho al profesionalismo y a desempeñar puesto públicos, incluyendo el de primer ministro, pero también el “derecho” al divorcio, a la píldora anticonceptiva, y al aborto; el derecho de ir de pie en los autobuses, a que la empujen los varones sin pedir disculpas, a que le griten majaderías cuando conduce un automóvil, el “derecho” a que los hombres le hagan malas proposiciones, y sobre todo, “el gran derecho” a mantener una familia, con lo cual el hombre se descarga de una antiquísima responsabilidad.”
Vamos a analizar este fragmento por partes:
1)    Compara los logros (que además deberían ser naturalmente otorgados) con lo que le llaman el derecho de ir de pie en los autobuses. Es claro que es un sarcasmo de las que piensan, son consecuencias de la liberación femenina. Es decir; buscarle el lado malo. Pero tanto tenemos derecho de ir sentados hombres y mujeres, el hecho de que no sedamos el lugar a alguien hombre o mujer que lo necesite, no radica en la liberación femenina, sino en que la sociedad se ha ido deshumanizando por medio de la violencia y el individualismo que impera en nuestro mundo, el cual se exalta como valor de competencia en las instituciones, entre estas, incluida la misma iglesia.
2)    a que la empujen los varones sin pedir disculpas. En realidad, el empujar en el transporte público es actualmente algo muy común puesto que somos millones los que nos transportamos diario, si no piden disculpas, tanto hombres como mujeres se debe al mismo fenómeno social mencionado en el punto anterior, además de que no son sólo hombres los que empujan.
3)    a que le griten majaderías cuando conduce un automóvil. Mismo caso.
4)    el “derecho” a que los hombres le hagan malas proposiciones. ¿Qué entienden por malas proposiciones? Supongo yo, tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, que es el acto más condenado en este folleto.
Pues bien, las mujeres como el ser racional y con derechos que somos tenemos la capacidad de decidir acerca de estas “malas proposiciones” y clasificarlas como malas, buenas o como lo que sean. El decir esto es dudar de dichas capacidades y poner a la mujer en un papel de indefensión ante la “maldad” del hombre.
5)    y sobre todo, “el gran derecho” a mantener una familia, con lo cual el hombre se descarga de una antiquísima responsabilidad. Los hombres, y del mismo modo las mujeres, no somos máquinas de hacer dinero. Hay que mencionar que así como a las mujeres se les ha impuesto el rol de la sumisión y el cuidado de los demás, al género masculino se le ha impuesto el de proveedor. No es que “el hombre se descargue de su antiquísima responsabilidad”;  esa no es una responsabilidad exclusiva del hombre sino que es una responsabilidad compartida entre una pareja con hijos. Así pues es también responsabilidad del hombre participar de la crianza de los mismos.
Cuidado: hay muchas frases y actitudes que aparentemente son revolucionarias o liberales, pero en el fondo, son sólo un engaño para que las cosas sean como siempre. Probablemente mis palabras puedan causar molestia, y pensarán que soy una exagerada o una radical. Peor si no somos nosotras las que exigimos nuestros derechos  y luchamos por un cambio, nadie lo hará en nuestro lugar.
El mundo está hecho de hombres y mujeres, y por ello, debemos estar juntos para buscar soluciones que nos beneficien y nos ayuden a construir la sociedad que queremos, donde queremos que sigan los nuestros. No es cuestión de enfrentarnos, ni de ver quien es mejor, pero una forma de pugnar por la justicia es reconociendo los errores y tomando medidas que nos hagan evolucionar.



[1] Herrasti, Alicia. La liberación Femenina. Folleto E.V.C 6ª. Edición 2007. Pp.3.

miércoles, 16 de febrero de 2011

DINÁMICAS DE DOMINACIÓN

Dinámicas de dominación
Por: Mariana Montiel Sánchez

¿Alguna vez has escuchado que las mujeres son débiles y deben protegernos, o que tu hermano si puede ir a la fiesta y llegar tarde porque es hombre pero tú no?... Aunque no lo parezca, más que ser injusto es violencia de género.
¿Cuál es el génesis de la dominación masculina? Es la  pregunta que responde Pierre Bordieu en su libro La dominación masculina. Hay respuestas engañosas, como las que buscan justificar dichas relaciones de dominación por causas de índole natural, como decir: “los hombres son fuertes de nacimiento”.
Si bien los esquemas de las relaciones existentes están basados en cosmogonías antiguas que tienen su origen en oposiciones de orden natural que fueron atribuyendo a cada uno de los géneros por relación de ideas.
Lo cual significa que es una forma de ver el mundo, para nada está fundamentado en ninguna lógica objetiva, mucho menos científico; es más, sobre estos conceptos de percepción se comenzó a hacer lo “objetivo”, pues se volvió una percepción común. Y que fueron hombres de hace siglos quienes en muchos lugares, de todas variadas formas se encargaron de determinar dicha “objetividad”.
Es importante mencionar lo anterior sin ánimo de satanizar el género masculino pues no es el punto. Los esquemas de dominación son un círculo vicioso en el que desde cualquier punto los participantes son sometidos, ya sea como dominantes o dominados.
Si los dominados tienen el yugo de la opresión encima, los dominados llevan a cuestas, además de la presión de cumplir con un estereotipo la contradicción de negar con sus acciones su ser de humano.
En fin, el resultado de la división sexual del trabajo basada en sistemas de significaciones que oscila en la adquisición de capital social y simbólico es el origen del sistema masculino de dominación y radica principalmente en el miedo a la feminidad como modo de debilidad.
¿Cómo se puede negar la feminidad si es parte también de la esencia humana?...
Según el psicólogo Carl Jung existe en cada persona la oposición animus/anima, entendida como una dualidad entre lo masculino y lo femenino como parte de la estructura caracterológica de género. De acuerdo con etapas de la vida la persona y su entorno social se inclinaba más hacia una, pero jamás sin dejar de lado la otra.
Las contraposiciones en las visiones antiguas no son lo que está mal, sino la forma en que fueron interpretadas y utilizadas para  ejercer violencia sobre el otro género o grupo.
Lo peor es que con el paso del tiempo los esquemas  de dominación se han ido valiendo de otros aparatos e instituciones que avalan, muchas veces de manera inconsciente. (pues así es como se  reproducen las relaciones de producción) El Estado, las escuelas, la iglesia, han sido participes de ello.
Wilhem Reich en La lucha sexual de los jóvenes habla acerca de una represión continua sostenida desde la iglesia en el confesionario, es decir; los sacerdotes sometidos a Dios, los padres de familia se someten a la iglesia, los jefes de familia someten a su esposa, y ésta a los niños, y todos sometidos a decir la “verdad” en el confesionario que es utilizado para reprimir la sexualidad de todos.
De cierta forma la dominación masculina está sostenida por el mal entendimiento de la sexualidad. Se ha creado una cultura del desprecio a la sexualidad y se ha entendido como un acto de sometimiento, donde principalmente, la mujer es un sujeto pasivo que se degrada al nivel de objeto.
Cuando se cosifican los sujetos se vuelven un objeto de cambio, manipulable sobre el cual se puede ejercer toda clase de acciones; es decir: se le violenta, pierde la voluntad, se le desvaloriza.
Se necesita una consciencia del ser que trascienda las reglas de lo aparentemente normal y natural que justifica la dominación, de lo contrario seguiremos viviendo en una sociedad en donde llevamos, todavía a cuestas, la violencia, discriminación y cosificación de la mujer, y si no me creen escuchen un par de canciones de reggaetón.