"EL PODER LEGÍTIMO -EL QUE AUTORIZA HUMANAMENTE- ES FRENTE AL PROCEDER VIOLENTO, EL COMUNICATIVO"
ADELA CORTINA EN El sexo de la violencia









domingo, 20 de febrero de 2011

¿DERECHOS DE LA MUJER?

¿Derechos de la mujer?
Por: Mariana Montiel
El día de ayer, llegó por casualidad a ms manos un folleto de la “Sociedad E.V.C”[1], de los que venden en las iglesias. El título me llamó la atención: “Liberación femenina”. No podía dejar pasar la oportunidad de leer su opinión acerca de dicho fenómeno, así que me propuse a darle una hojeada.
Mi sorpresa fue, no tan grande, al percatarme de que la mayoría de los párrafos están plagados de pseudo-crítica. ¿A qué me refiero con esto?...A que manipulan la realidad de tal forma que hacen parecer a las mujeres que viven su sexualidad como una inmorales; sobre todo son letras llenas de machismo disfrazado.
No es posible que éste folleto editado apenas en 2007, tenga un pensamiento tan retrograda. Sólo por citar una parte del texto, y dar con ello muestra de mi indignación, reproduzco a continuación el siguiente párrafo:
Ha pasado mucha agua bajo el puente desde los tiempos de las sufragistas; de la batalla por el voto, la conquista se extendió a otras muy diversas zonas de derechos; la mujer ha conquistado el derecho al profesionalismo y a desempeñar puesto públicos, incluyendo el de primer ministro, pero también el “derecho” al divorcio, a la píldora anticonceptiva, y al aborto; el derecho de ir de pie en los autobuses, a que la empujen los varones sin pedir disculpas, a que le griten majaderías cuando conduce un automóvil, el “derecho” a que los hombres le hagan malas proposiciones, y sobre todo, “el gran derecho” a mantener una familia, con lo cual el hombre se descarga de una antiquísima responsabilidad.”
Vamos a analizar este fragmento por partes:
1)    Compara los logros (que además deberían ser naturalmente otorgados) con lo que le llaman el derecho de ir de pie en los autobuses. Es claro que es un sarcasmo de las que piensan, son consecuencias de la liberación femenina. Es decir; buscarle el lado malo. Pero tanto tenemos derecho de ir sentados hombres y mujeres, el hecho de que no sedamos el lugar a alguien hombre o mujer que lo necesite, no radica en la liberación femenina, sino en que la sociedad se ha ido deshumanizando por medio de la violencia y el individualismo que impera en nuestro mundo, el cual se exalta como valor de competencia en las instituciones, entre estas, incluida la misma iglesia.
2)    a que la empujen los varones sin pedir disculpas. En realidad, el empujar en el transporte público es actualmente algo muy común puesto que somos millones los que nos transportamos diario, si no piden disculpas, tanto hombres como mujeres se debe al mismo fenómeno social mencionado en el punto anterior, además de que no son sólo hombres los que empujan.
3)    a que le griten majaderías cuando conduce un automóvil. Mismo caso.
4)    el “derecho” a que los hombres le hagan malas proposiciones. ¿Qué entienden por malas proposiciones? Supongo yo, tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, que es el acto más condenado en este folleto.
Pues bien, las mujeres como el ser racional y con derechos que somos tenemos la capacidad de decidir acerca de estas “malas proposiciones” y clasificarlas como malas, buenas o como lo que sean. El decir esto es dudar de dichas capacidades y poner a la mujer en un papel de indefensión ante la “maldad” del hombre.
5)    y sobre todo, “el gran derecho” a mantener una familia, con lo cual el hombre se descarga de una antiquísima responsabilidad. Los hombres, y del mismo modo las mujeres, no somos máquinas de hacer dinero. Hay que mencionar que así como a las mujeres se les ha impuesto el rol de la sumisión y el cuidado de los demás, al género masculino se le ha impuesto el de proveedor. No es que “el hombre se descargue de su antiquísima responsabilidad”;  esa no es una responsabilidad exclusiva del hombre sino que es una responsabilidad compartida entre una pareja con hijos. Así pues es también responsabilidad del hombre participar de la crianza de los mismos.
Cuidado: hay muchas frases y actitudes que aparentemente son revolucionarias o liberales, pero en el fondo, son sólo un engaño para que las cosas sean como siempre. Probablemente mis palabras puedan causar molestia, y pensarán que soy una exagerada o una radical. Peor si no somos nosotras las que exigimos nuestros derechos  y luchamos por un cambio, nadie lo hará en nuestro lugar.
El mundo está hecho de hombres y mujeres, y por ello, debemos estar juntos para buscar soluciones que nos beneficien y nos ayuden a construir la sociedad que queremos, donde queremos que sigan los nuestros. No es cuestión de enfrentarnos, ni de ver quien es mejor, pero una forma de pugnar por la justicia es reconociendo los errores y tomando medidas que nos hagan evolucionar.



[1] Herrasti, Alicia. La liberación Femenina. Folleto E.V.C 6ª. Edición 2007. Pp.3.

miércoles, 16 de febrero de 2011

DINÁMICAS DE DOMINACIÓN

Dinámicas de dominación
Por: Mariana Montiel Sánchez

¿Alguna vez has escuchado que las mujeres son débiles y deben protegernos, o que tu hermano si puede ir a la fiesta y llegar tarde porque es hombre pero tú no?... Aunque no lo parezca, más que ser injusto es violencia de género.
¿Cuál es el génesis de la dominación masculina? Es la  pregunta que responde Pierre Bordieu en su libro La dominación masculina. Hay respuestas engañosas, como las que buscan justificar dichas relaciones de dominación por causas de índole natural, como decir: “los hombres son fuertes de nacimiento”.
Si bien los esquemas de las relaciones existentes están basados en cosmogonías antiguas que tienen su origen en oposiciones de orden natural que fueron atribuyendo a cada uno de los géneros por relación de ideas.
Lo cual significa que es una forma de ver el mundo, para nada está fundamentado en ninguna lógica objetiva, mucho menos científico; es más, sobre estos conceptos de percepción se comenzó a hacer lo “objetivo”, pues se volvió una percepción común. Y que fueron hombres de hace siglos quienes en muchos lugares, de todas variadas formas se encargaron de determinar dicha “objetividad”.
Es importante mencionar lo anterior sin ánimo de satanizar el género masculino pues no es el punto. Los esquemas de dominación son un círculo vicioso en el que desde cualquier punto los participantes son sometidos, ya sea como dominantes o dominados.
Si los dominados tienen el yugo de la opresión encima, los dominados llevan a cuestas, además de la presión de cumplir con un estereotipo la contradicción de negar con sus acciones su ser de humano.
En fin, el resultado de la división sexual del trabajo basada en sistemas de significaciones que oscila en la adquisición de capital social y simbólico es el origen del sistema masculino de dominación y radica principalmente en el miedo a la feminidad como modo de debilidad.
¿Cómo se puede negar la feminidad si es parte también de la esencia humana?...
Según el psicólogo Carl Jung existe en cada persona la oposición animus/anima, entendida como una dualidad entre lo masculino y lo femenino como parte de la estructura caracterológica de género. De acuerdo con etapas de la vida la persona y su entorno social se inclinaba más hacia una, pero jamás sin dejar de lado la otra.
Las contraposiciones en las visiones antiguas no son lo que está mal, sino la forma en que fueron interpretadas y utilizadas para  ejercer violencia sobre el otro género o grupo.
Lo peor es que con el paso del tiempo los esquemas  de dominación se han ido valiendo de otros aparatos e instituciones que avalan, muchas veces de manera inconsciente. (pues así es como se  reproducen las relaciones de producción) El Estado, las escuelas, la iglesia, han sido participes de ello.
Wilhem Reich en La lucha sexual de los jóvenes habla acerca de una represión continua sostenida desde la iglesia en el confesionario, es decir; los sacerdotes sometidos a Dios, los padres de familia se someten a la iglesia, los jefes de familia someten a su esposa, y ésta a los niños, y todos sometidos a decir la “verdad” en el confesionario que es utilizado para reprimir la sexualidad de todos.
De cierta forma la dominación masculina está sostenida por el mal entendimiento de la sexualidad. Se ha creado una cultura del desprecio a la sexualidad y se ha entendido como un acto de sometimiento, donde principalmente, la mujer es un sujeto pasivo que se degrada al nivel de objeto.
Cuando se cosifican los sujetos se vuelven un objeto de cambio, manipulable sobre el cual se puede ejercer toda clase de acciones; es decir: se le violenta, pierde la voluntad, se le desvaloriza.
Se necesita una consciencia del ser que trascienda las reglas de lo aparentemente normal y natural que justifica la dominación, de lo contrario seguiremos viviendo en una sociedad en donde llevamos, todavía a cuestas, la violencia, discriminación y cosificación de la mujer, y si no me creen escuchen un par de canciones de reggaetón.