"EL PODER LEGÍTIMO -EL QUE AUTORIZA HUMANAMENTE- ES FRENTE AL PROCEDER VIOLENTO, EL COMUNICATIVO"
ADELA CORTINA EN El sexo de la violencia









sábado, 5 de marzo de 2011

VIOLENCIA Y AGRESIVIDAD EN LA FAMILIA

Violencia y agresividad en la familia
Por: Mariana Montiel
Retomando los significados que proponen los psicólogos argentinos Jorge Corsi y Graciela Peyrú, en el libro violencias sociales[1], el significado de la palabra violencia está unido con la raíz etimológica: violar. Violencia, para la Real Academia de la Lengua Española[2] es:
1.    Cualidad de violento; acción y efecto de violentar y violentarse
2.    Acción violenta o contra el natural modo de proceder.
3.    Acción de violar a una mujer.

Mientras que en el diccionario Webster´s del Nuevo Mundo (1988), abarca consecuencias de la violencia sufrida por otros de la siguiente forma:
1.    Fuerza física utilizada para lastimar, dañar, o destruir; acción extremadamente ruda;
2.    Fuerza o energía poderosa intensa, generalmente devastadora o explosiva;
3.    El uso injusto de la fuerza o poder, como en la violación de los derechos humanos, etc., el daño hecho por dicho uso,
4.    Gran fuerza de sentimientos, conductas o expresiones; vehemencia, furia.

Los autores encuentran en éstas definiciones cinco problemas principales  a resolver que son.
·        La confusión entre agresividad y violencia
·        La cuestión de los “ritmos naturales” de la violencia
·        El problema de la intencionalidad
·        El tema de la puntuación
·        La cuestión del poder

Corsi y Peyrú hacen la diferencia entre violencia y agresividad, que se usan como sinónimos en la cotidianeidad. Ésta última es referida a una capacidad que permite a los seres humanos superar dificultades.
La violencia en cambio está ligada a los roles culturales, a  como transforman los humanos los potenciales agresivos que tienen naturalmente. Donde entran en juego la intencionalidad de obtener control y dominación sobre las personas. Dando lugar al daño físico o perjuicio psicológico, o de cualquier otra índole.
Por lo que se deduce que si bien la agresividad es inevitable, no sucede lo mismo con la violencia, pues es una modalidad cultural que se da en las sociedades cuya característica principal es la desigualdad en general.
La violencia es intencional, y está directamente vinculada con el ejercicio del poder. El objetivo de retener por medios violentos el poder es evidente en aquellos tiranos que torturan a sus opositores, es equiparable al marido que ante la “desobediencia” de su mujer la golpea.
Las acciones violentas son justificadas bajo pretexto de “educar”, “corregir”, “hacer entrar en razón”, “proteger”, “poner límites”… sin embargo, como mencionan Corsi y Peyrú, serán un “salvoconducto” para  que el hecho violento sea considerado natural: un modo de actual legítimo, de acuerdo con las pautas culturales vigentes.[3]
De la misma forma que analiza Pierre Bordieu la doxa de dominación masculina en su texto La dominación masculina. Pues cuando algo se tiene que legitimar es porque realmente no lo es.
En Violencias Sociales, los autores hacen la analogía del ejercicio del poder en el ámbito político como en el familiar:
Lo que se observa en los discursos de los dictadores  es muy similar a lo que ocurre con los hombres que ejercen violencia doméstica: cuando se confronta con su conducta, todos ellos elevan inmediatamente el nivel de abstracción de abstracción del discurso y pasan a hablar de paz y libertad o de familia, el amor y la unidad. Se niegan sistemáticamente a hablar acerca de sus prácticas y optan por decir generalidades, y recurrir a sus conceptos generales, con los que todo el mundo está supuestamente de acuerdo y no cuestiona.
Esto se vuelve relevante porque nos explica un como la violencia es justificada, sobre todo con sectores considerados “débiles”: mujeres e hijos. Entonces, una hija o una mujer joven, queda en la orfandad de decisión, pues según los otros, debe ser protegida. ¡Qué manera tan sutil de control!


[1] Corsi, Jorge y Peyrú, Graciela. Violencias Sociales. Ed. Ariel, Barcelona, 2003.
[2] Diccionario de la lengua española. Real Academia Española. 21 Edición. 1992. Madrid, España.
[3] Corsi, Jorge y Peyrú, Graciela. Violencias Sociales. Ed. Ariel, Barcelona, 2003. Pp.23

No hay comentarios:

Publicar un comentario